#8m Documento de la Comisión de Políticas de Género, Igualdad y Diversidad de la Federación Argentina de la Magistratura y la Función Judicial (FAM)

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La FAM sostiene y mantiene, como política institucional, el compromiso irrestricto con las temáticas de género, diversidad e igualdad. En este camino en construcción no podemos desandar, ni ceder los logros que con tanto esfuerzo, compromiso y convicción hemos conseguido. La perspectiva de género es una obligación constitucional-convencional y, por ende, un estándar internacional al que se aplica el principio de no regresividad. Detrás del lenguaje inclusivo hay una lucha política y social por el reconocimiento de los derechos de las mujeres y disidencias.
Reconocemos la paridad de género como un objetivo que nos exige acciones positivas concretas para fortalecer la institucionalidad y la justicia. Afirmamos que la igualdad es imposible sin paridad de género. Es un deber de las democracias asegurar una ciudadanía femenina equivalente a la masculina. La paridad de género es esencial para superar desigualdades estructurales arraigadas, para promover una sociedad más equitativa y diversa.
Busca una representación equitativa entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Garantiza la igualdad de oportunidades, derechos y la participación en la toma de decisiones. Mientras los roles de género impongan la mayor carga de las tareas de cuidado en las mujeres, la verdadera paridad en la sociedad no será alcanzada. La paridad de género aborda la distribución equitativa de las tareas domésticas y de cuidado, superando estereotipos y prejuicios.
La paridad de género promueve la igualdad en el ámbito laboral, abogando por salarios iguales para cargos equivalentes. Propugna la igualdad de acceso a cargos jerárquicos y de poder para hombres y mujeres, basada en la igualdad de capacidades. Apunta al mismo salario para cargos iguales, propicia y educa en la igualdad de género La paridad no busca dominio, sino empoderamiento de las mujeres.
Apunta al corazón de la construcción del poder real, desafiando estructuras desigualitarias. La paridad de género nos obliga a replantearnos qué justicia queremos, porque no solo importa cómo se resuelven los casos, sino también cómo se componen las instituciones.
La paridad de género fortalece la institucionalidad judicial. No solo tiene que haber más mujeres en puestos de decisión; tiene que haber más mujeres feministas. Una sociedad que educa a las mujeres para alcanzar su plena autonomía y el logro de sus derechos en igualdad garantiza que niños, niñas y adolescentes tengan un desarrollo pleno. Porque la desigualdad de género empieza por casa.
La paridad de género y la democracia están intrínsecamente ligadas, representando dos pilares fundamentales para la construcción de sociedades justas e igualitarias. La esencia misma de la democracia radica en la representación de la diversidad de la sociedad.
La paridad de género asegura que esta diversidad incluya la equitativa participación de mujeres y hombres en la toma de decisiones, garantizando que ninguna voz sea silenciada. La paridad de género desafía las barreras que históricamente han limitado la participación activa de las mujeres, promoviendo un acceso equitativo a roles de liderazgo y representación. La presencia equitativa de mujeres en las instituciones democráticas fortalece la legitimidad y eficacia del sistema.
Aporta una variedad de perspectivas y enriquece el debate público al considerar una gama más amplia de experiencias y vivencias La paridad y la democracia son aliadas inseparables en la búsqueda de sociedades justas e inclusivas.
Al avanzar hacia la paridad de género, fortalecemos la esencia misma de la democracia, construyendo un futuro donde la igualdad sea un derecho para todas las personas.
Asumimos y reafirmamos nuestro compromiso de continuar trabajando por un futuro igualitario.
Comisión de Políticas de Género, Igualdad y Diversidad de la Federación Argentina de la Magistratura y la
Función Judicial (FAM)