“Estimada señora:
He recibido la carta que me ha enviado, haciéndome partícipe de algunas de las actividades que realizan los miembros de la Federación Argentina de la Magistratura y la Función Judicial.
Le agradezco este gesto cordial, así como todo lo que me comparte.
Estamos viviendo una etapa histórica de cambios en donde se pone en juego el alma de nuestros pueblos. Por eso, los animo a mirar la realidad con lucidez y capacidad de decisión. Como dije a un grupo de magistrados en otra ocasión, ustedes también son poetas, son “poetas sociales”, cuando no tienen miedo a ser protagonistas del cambio, basándose en la justicia y en la primacía de la dignidad humana, sobre cualquier otro tipo de interés o
justificación. Pido al Señor que los guíe por esta senda, que lleva a la verdadera felicidad, porque son “felices los que tienen hambre y sed de justicia” y “los que trabajan por la paz* (cf. Mi 5,6,9).
Que Dios los bendiga y Nuestra Señora de Luján los acompañe. Y, por favor, les pido que recen por mi.
Fraternalmente,
Francisco”